El Instituto Politécnico Nacional (IPN) vivió durante siete días una experiencia sin precedentes con el Science Fest 2025 organizado por la Dirección de Difusión de Ciencia y Tecnología (DDICyT), de la Secretaría de Investigación y Posgrado (SIP), un festival que reunió a estudiantes, familias, jóvenes científicos y público general en un viaje continuo de descubrimiento, creatividad y aprendizaje.
Más de tres mil asistentes presenciales y más de 200 mil participantes virtuales fueron testigos de cómo la ciencia puede inspirar, emocionar y transformar la manera en que vemos el mundo. Desde el primer día, el festival dejó claro que aquí la ciencia se explica y se vive.
Durante la ceremonia inaugural, la secretaria de Investigación y Posgrado, Martha Leticia Vázquez González, pronunció una frase que marcó el espíritu del festival: “este Science Fest 2025 nos recuerda que cada pregunta nacida del asombro puede convertirse en una respuesta capaz de cambiar el rumbo de México y del mundo”. Sus palabras resonaron entre los asistentes como un llamado a mirar la ciencia no solo de conocimiento, sino como motor de transformación social.
Cada jornada del festival ofreció una diversidad de actividades que se complementaban y se entrelazaban. Las conferencias magistrales mostraron cómo la ciencia se mueve entre la investigación, la divulgación y la creatividad. La astronauta análoga Ana Karen Ramírez inspiró a niñas y jóvenes con su conferencia “Esta es mi misión: de astronauta análoga a abrir caminos para las niñas en la ciencia”, para resaltar la importancia de la representación femenina en áreas STEM y demostrar que la pasión puede abrir nuevos caminos. Por su parte, Ivana Millán, con “Misiones análogas y biotecnología espacial”, enseñó cómo la investigación desarrollada en la Tierra puede aplicarse a la exploración del espacio, desde la creación de bioplásticos hasta la producción de alimentos fuera del planeta.
La ciencia también se vivió en territorios lejanos y sorprendentes. Guillermo Chin Canché compartió sus experiencias de divulgación en la selva y la costa de Campeche, transportó a los asistentes a ecosistemas remotos y mostró la diversidad de la investigación científica. Mientras tanto, Rafael Carbajal, con su conferencia “Si todo está saliendo bien, algo estás haciendo mal”, invitó a los participantes a aprovechar al máximo los recursos de las universidades públicas, destacó la creatividad y la innovación como herramientas esenciales para cualquier proyecto científico.
No podían faltar reflexiones sobre los límites del conocimiento y la exploración del universo. Mario de Leo Winkler abordó la “Búsqueda de vida extraterrestre en el Sistema Solar”, recordó que la ciencia es también curiosidad y asombro. Y para darle un toque de humor y nostalgia, Paul Zaloom, reconocido por su programa televisivo “El Mundo de Beakman”, ofreció un recorrido histórico y divertido por la ciencia, demostró que transmitir conocimiento puede ser emocionante y entretenido al mismo tiempo.
El festival incluyó espacios especializados que acercaron la ciencia a la sociedad de manera participativa. En Conversus Talks, por ejemplo, Bernardo Bastien presentó “Planeta en crisis, el ABC del cambio climático”, invitó a reflexionar sobre la relación del ser humano con el planeta. Lakishimishi con “El efecto ‘yo esa’: rompamos la burbuja académica”, motivó a los jóvenes a cuestionar su entorno educativo y abrirse a nuevas perspectivas. Además, conferencias internacionales de Cristina Naya Riveiro, Milagros Varguez y Mario de Leo Winkler mostraron estrategias de divulgación desde universidades de todo el mundo, para consolidar a la ciencia como una red global de conocimiento y cooperación.
Y no podían faltar la creatividad y el humor con Lumara la Bióloga, en “Sentir, pensar, crear en la naturaleza”, demostró que el stand-up, los videos y los talleres educativos pueden convertir la divulgación en una experiencia cercana y divertida para todos.
Paralelamente, el Science Hub se convirtió en el corazón del festival. Talleres prácticos y recreativos permitieron que niñas, niños y jóvenes experimentaran la ciencia de primera mano. Entre ellos, “Imaginatlán: cuidado del medio ambiente y la salud”, organizado por la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales (UPIICSA), quien enseñó a combinar creatividad con conciencia ambiental; “Nanomedicina para curar el cáncer”, del Centro de Investigación en Tecnología Avanzada (CICATA), Unidad Morelos, acercó a los jóvenes el mundo de la investigación médica avanzada; y “Alimentos que promueven salud”, de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), enseñó sobre nutrición de manera divertida. En estos talleres, cada participante se convirtió en investigador, explorador, creador y mezclaron la curiosidad con el aprendizaje práctico.
El storytelling científico tuvo su espacio con Daniel Chávez, quien en “La frontera de la divulgación” mostró cómo la ciencia puede narrarse y conectar emocionalmente con la sociedad. Junto a él, David Delgado ofreció “Ciencia en segundos: crea contenido que conecta”, enseñó a usar formatos breves y dinámicos para acercar la ciencia a nuevas audiencias.
El fin de semana marcó un punto culminante en el Planetario “Luis Enrique Erro” (PLEE) y el Museo Tezozómoc. En el sexto día, los jóvenes talentos de Semilleros de la Ciencia, Danna Astro, Sebastián Mini Biólogo y David Brian Méndez, compartieron sus experiencias como divulgadores y mostraron que la pasión por la ciencia puede comenzar incluso antes de pisar una universidad. Cecilia Perea, con solo 24 años, contó cómo sueña con cuidar la salud mental de los astronautas y cómo la dedicación temprana puede marcar la diferencia.
Los talleres no quedaron atrás. Niñas y niños participaron en “Arma tu propio microscopio”, “Física a toda velocidad”, “Parashoo-T” y “Entre vectores, estrellas y Van Gogh”, entre muchos otros, combinaron aprendizaje con diversión. La robótica tuvo su espacio con competencias de sumo robótico y simulaciones de transbordadores espaciales, donde los participantes aprendieron a trabajar en equipo, resolver problemas y enfrentar desafíos bajo presión para demostrar que la ciencia también enseña valores y habilidades sociales.
El último día estuvo lleno de magia y creatividad. En un Panel Infantil, Samuel Dice y Verónica “Oli Abeja Be” contagiaron su entusiasmo y compromiso con el planeta, enseñaron sobre cambio climático y la importancia de las abejas en la vida humana. Su mensaje fue claro: todos, sin importar la edad, podemos aportar al cuidado del mundo. La ingeniera Esmeralda Martínez inspiró al público con su charla “¿Cómo vencer tus miedos para cumplir tus sueños?”, donde recordó que la ciencia se alimenta de resiliencia, imaginación y pasión por aprender.
Talleres como “Catrinas al laboratorio del color”, impartido por Telma Karina Gracida García, mostraron cómo de tres pigmentos surgen miles de combinaciones de color. En “Robots terrestres”, Karel Tonatiuh Jiménez Ramírez y Agustín Flores López acercaron a las niñas y niños al fascinante mundo de la robótica. Los talleres de observación solar y telescopios guiados por Tomás Sinaí y Hani Peláez permitieron explorar el cielo y construir modelos espaciales en papel, mientras que con Daniel González Campos pusieron a prueba su lógica y paciencia con juegos de ingenio como las torres de Hanói o el cubo de Rubik.
El festival no solo se vivió de manera presencial. Las transmisiones en línea conectaron a más de 200 mil personas, las cuales demostraron que la divulgación científica puede trascender los muros del IPN y llegar a hogares y aulas de todo el país. Cada conferencia, cada taller y cada actividad virtual mostró que la ciencia puede emocionar y transformar, sin importar la edad ni el lugar.
Durante la clausura, el encargado de la DDiCyT, Edmundo Omar Matamoros Hernández, destacó que “este evento fue un ejercicio ambicioso y un éxito gracias al esfuerzo colaborativo de tod@s. Museo Tezozómoc y Planetario ´Luis Enrique Erro´ seguirán siendo espacios abiertos para la ciencia, la creatividad y la inspiración. ¡Nos vemos en el próximo Science Fest 2026!” Con aplausos, sonrisas y un emotivo “Huélum”, el Science Fest 2025 cerró para dejar claro que la divulgación científica en el IPN alcanzó un nivel nunca antes visto: un espacio donde la creatividad, la curiosidad y el conocimiento se encontraron para transformarse en acción.
Desde conferencias internacionales hasta talleres prácticos, desde paneles infantiles hasta experiencias virtuales, el festival consolidó al IPN como un faro de ciencia, innovación y talento joven. Cada participante, cada ponente, cada asistente virtual se convirtió en protagonista de un evento que no solo se le explicó la ciencia, sino que la vivió y la compartió para demostrar que el conocimiento puede ser contagioso, inspirador y transformador.
En el Science Fest 2025, la ciencia no tuvo edad, ni género ni fronteras. Fue un festival donde la creatividad y el aprendizaje se mezclaron, donde la emoción y la diversión convivieron con la reflexión y la experimentación. Fue un evento donde la curiosidad se convirtió en acción, la pasión en conocimiento y el aprendizaje en inspiración. Y así, el IPN mostró al país que la divulgación científica puede ser, literalmente, un festival como nunca antes se había visto.