Algunos medicamentos dañan la audición, pero frutos, plantas, y un estudio del IPN dan una esperanza.
Esta investigación cobra especial relevancia porque de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, para 2050 se prevé que haya casi 2 mil 500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición, mientras que más de 700 millones requerirán rehabilitación.
Científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollan una investigación pionera que evalúa si las plantas verdes y los frutos rojos pueden contener el deterioro auditivo.
El resultado de dicho estudio podría ayudar a cualquier persona a procurar su salud auditiva, toda vez que se determinará si en los antioxidantes de algunas plantas verdes y de algunos frutos rojos está la clave para prevenir el deterioro auditivo.
El descubrimiento nutrirá el conocimiento científico en el campo de la ototoxicidad, como se conoce al daño causado en el oído interno por efecto de algunos medicamentos o sustancias químicas.
La catedrática de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH), Claudia Guadalupe Benítez Cardoza, y el investigador del Departamento de Química de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa, Gerardo Pérez Hernández, son los responsables técnicos de esta investigación conjunta. Y es que tanto el IPN como la UAM, así como la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) unieron sus esfuerzos en este proyecto.
Los equipos de científicos del IPN, la UAM y SECTEI desarrollan así el proyecto denominado “Ototoxicidad como efecto secundario en habitantes de la Ciudad de México que reciben antibióticos y anticancerígenos: Mecanismos moleculares, búsqueda de otoprotectores y establecimientos de asociación”.
El objetivo de este esfuerzo es proponer nuevos protocolos de farmacovigilancia y estrategias farmacológicas de otoprotección (que contribuyan al cuidado del oído interno), lo cual sentará un precedente científico a nivel internacional, toda vez que son escasos los estudios específicos que abordan este problema de salud.
Automedicación y uso indiscriminado de antibióticos
Profesora del Doctorado en Biotecnología y de la Maestría en Biomedicina Molecular de la ENMH, Claudia Guadalupe Benítez Cardoza, aseguró que, aunque no existen cifras precisas de México y el mundo sobre la ototoxicidad, el uso indiscriminado de antibióticos, la automedicación y el aumento de casos de cáncer han acentuado este problema de salud entre los diferentes segmentos de la población.
Explicó que existen algunos antibióticos del grupo aminoglucósidos que afectan el sistema vestibular (conducto del oído interno) como estreptomicina, kanamicina, gentamicina y amikacina, esta última comúnmente empleada en bebés y niños. Añadió que este grupo de antibióticos son aplicados para atender diversas infecciones bacterianas, aunque en algunos pacientes podrían tener un efecto secundario como mareos, vértigo, tinnitus e inclusive la pérdida auditiva irreversible.
Por otra parte –indicó– también hay pacientes que presentan ototoxicidad a causa de antitumorales basados en cisplatino, un medicamento utilizado en quimioterapia para tratar algunos tipos de cáncer como el pulmonar, de ovario, huesos o testículos, entre otros.
“De acuerdo con estudios realizados en diversos hospitales, en niños varones de entre 6 a 12 años que padecen cáncer de hueso (osteosarcoma) y son tratados con cisplatino, hay una sobrevivencia del 55 por ciento; de esos pequeños, entre 60 a 70 por ciento se quedarán sordos”, advirtió la especialista.
Asimismo, la científica politécnica resaltó que la pérdida auditiva incluso impacta en la economía de las personas, toda vez que los adultos con pérdida auditiva tienen un índice de desempleo 2.2 veces mayor respecto a los adultos que no tienen este padecimiento.
Guadalupe Benítez Cardoza también reveló que algunos antibióticos y anticancerígenos pueden -en personas sensibles, en tratamientos muy prolongados o si se usan dosis muy elevadas- propiciar la inflamación o inclusive la muerte de las células ciliadas, ubicadas en la cóclea, y encargadas de detectar y transmitir los sonidos.
Las células ciliadas tienen diminutos filamentos (llamados cilios) que responden a las vibraciones de las ondas acústicas y, a su vez, transforman la señal mecánica de dichas ondas acústicas en una señal eléctrica que viaja al nervio auditivo y que el cerebro lo interpreta como un sonido, por ejemplo, una voz, una melodía o un ruido estruendoso.
Detalló que las células ciliadas también funcionan como receptores sensoriales que son imprescindibles para el sentido del equilibrio. “Si se mueren estas células no hay quien haga esta función y entonces el daño puede ser irreversible”, acentuó.
Antioxidantes, aliados clave
Claudia Guadalupe Benítez Cardoza subrayó que mediante este proyecto de investigación evalúan los antioxidantes principales que pueden ser aliados importantes para proteger el oído interno. Queremos –dijo– que las sustancias ototóxicas no dañen a las células ciliadas para que no se afecte su estructura y se evite que las células mueran.
Resaltó que el equipo científico ha detectado los antioxidantes y mezclas de estos que podrían mitigar el daño en el oído. Entre otras, dijo, las plantas que tienen un futuro promisorio para la investigación son la tuna roja, la pitaya, las verdolagas y el jitomate.
Mencionó que trabajan en la búsqueda de proteínas que interactúen con los antioxidantes para hacer pruebas con células modelo, con la finalidad de comprobar que tengan el efecto otoprotector. Informó que además se realiza un modelado con programas informáticos sobre la forma en que interactúan las proteínas con los antibióticos y se elabora una base de datos de medicamentos con efectos ototóxicos.
Refirió que, aunado a ello, en la Escuela Superior de Cómputo (ESCOM), del IPN, se desarrolla un software de un algoritmo de simulación para modelar la interacción de platino con las proteínas. “Otros especialistas trabajan en bioinformática para recopilar toda la información acerca de las proteínas y antioxidantes estudiados”.
Con el apoyo del equipo de la UAM, señaló, se realiza un estudio para la detección oportuna de ototoxicidad en pacientes que reciben quimioterapia con cisplatino para diagnóstico de cáncer de ovario, endometrio o cervicouterino atendidos en el Instituto Nacional de Cancerología.
La doctora Claudia Guadalupe Benítez expresó que el objetivo final de la investigación podrá ser la propuesta de mezclas de antioxidantes concentrados en un otoprotector, dirigido a pacientes que deben tomar quimioterapia con cisplatino o personas que requieren de un tratamiento prolongado de antibióticos. “El tema de los otoprotectores está muy inexplorado en el mundo, de ahí la importancia de este consorcio de investigación”.
Finalmente, insistió en la importancia de concientizar a la sociedad sobre la imperante necesidad de evitar la automedicación y hacer patente a la comunidad médica que se deben atender los problemas de salud, pero tomando en cuenta la susceptibilidad de la sociedad mexicana a los antibióticos y anticancerígenos.